Calle Cerezo, las tres de la tarde. Un día cualquiera en El Gancho, Zaragoza. Una patrulla policial detiene a dos criaturas; no llegaría ninguno a los 25. Son traficantes; peligrosos enemigos de la sociedad.

Si se trataba de cannabis, les caerá una pena de entre 1 y 3 años de cárcel y una multa. Si pasaban otras drogas ilegales, la pena estará entre 3 y 6 años y será una multa mayor.

En breve, pasarán a engrosar la población de la macrocárcel de Zuera. Rapidito, no como Rato o como Urdangarín. Y no se librarán, como un tal Francis Franco Martínez-Bordiú, como el “Señor X”, como el misterioso “M.Rajoy” o como el nada misterioso criminal de guerra que le antecedió.

Por cierto; era casi un día cualquiera. Era 9 de Octubre, y estarían jugándosela para sobrevivir abasteciendo a la “ciudadanía de bien” que disfrutará de los conciertos estos días festivos; algunos de ellos, a dos calles de allí.

Bueno, ciudadanía no tan “de bien”; algo díscola sí, y que se ganará una multa si les toca un cacheo.

Que a gusto trafican en las zonas ricas de la ciudad, vendiendo en pisos, a conocid@s o amig@s que sí pueden pagar la mercancía.

Qué difícil es en El Gancho.

Qué efectiva es la “guerra contra (algunas) drogas”… para lo que sí pretende.

Que asco nos da todo a veces.

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