Un buen recurso literario. Así podemos calificar este relato, ficticio sin ningún lugar a dudas, que, infructuosa, casi entrañablemente, nos intentan vender como verídico. Un texto que entretiene y que plantea, a veces de forma directa y otras tangencialmente, temas espinosos susceptibles de debate. Aunque en algún modo se parece a desvelar un final conocido, dejaremos ahí nuestra exposición de suposiciones, aunque esteremos encantados de recibir vuestras impresiones si las queréis compartir con nosotr@s. Para quienes no hayáis seguido esta serie de artículos publicados cada mes puntualmente en la Revista Cáñamo por la supuesta “Clarita Brown”, inspirados tal vez en la sección “Mi chica de Humo” firmada por una tal “Chanelle Noir”, de la excelente revista argentina THC. La sección mensual a la que aludimos es, sin duda, “resultona”, y el mismo calificativo merece el libro que tenemos entre manos.

Para describir el texto, si nos apuran, podríamos hablar de “costumbrismo cannábico”. De ahí a la pretendida capacidad para abordar reflexivamente temas serios o menos aún, de proponer planteamientos políticos sólidos, va un mundo. Una protagonista que no sólo exhibe una absoluta falta de principios sino que por momentos alardea de ella es acompañada por el personaje esperpéntico que inspira el título del libro y que, a nuestro parecer, representa las cotas más bajas de esta especie de bípedos que habita el planeta.

Si la idea era hacer cierta sátira, el resultado es más bien el cinismo. Si se pretendía elaborar un relato transgresor, el producto no es sino pensamiento sistémico capitalista, de arriba a abajo, enfundado en un muy pobre disfraz provocador. Y no nos referimos sólo, ni siquiera fundamentalmente, al modo de establecer negocietes, sino a todo un repertorio de individualismo, oportunismo, acomodación y analfabetismo político.

Dicho esto, y para matizar unas valoraciones que quizá nos están quedando un tanto lapidarias, el libro entretiene, y nos lo hemos calzado escasamente en dos tardes de verano. Es “fresquito”, como se diría ahora para calificar este tipo de cosas que no exigen pensar, que son “ligeras” y que distraen. Y lo mismo hasta os pone en canción, por momentos, que es en definitiva una de las intenciones principales del relato; recrear fantasías que puedan resultar sugerentes. A vuestra disposición en nuestra biblioteca, junto a otros títulos más sesudos, más políticos, más técnicos, y siempre, siempre muy variados.

Aquí os dejamos esta breve nota . Como sabéis nos marcamos como auto-obligación elaborar estas pequeñas pseudoreseñas para incitar a la lectura y a que sigáis el ejemplo de tanta, tanta gente que hace uso de nuestra biblioteca. Para saber más sobre drogas. Porque no todo cabe en un tuit…

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