El khat o qat y las catinonas sintéticas: la mefedrona y sus derivados, la alfa-pvp, la mdpv y los casos de la falsa “droga caníbal”

Es necesario referirnos a familias de sustancias ilegalizadas de prevalencia baja para reportar caracteres generales de dichos grupos o familias en función de lo más relevante para la acción preventiva. Por ello, realizaremos una breve mención al khat que, aunque no utilizado en nuestro país, es la fuente vegetal que contiene los alcaloides que dan lugar a esta clase de derivados llamados genéricamente catinonas, para después atender brevemente a algunas de ellas.

El qat o khat (catha edulis) es un vegetal usado tradicionalmente en Djibouti, Etiopía, Somalia, Kenya, Tanzania, Yemen y en otros países de la Península Arábiga. Se trata de una de las plantas con las más potentes propiedades estimulantes que se conoce hasta el momento, gracias a los alcaloides catina y catinona, ambas moléculas de la familia de las fenetilaminas. Sus efectos son similares a los de otras aminas simpaticomiméticas, y producen estimulación del SNC. El khat se consume habitualmente mascado, de modo similar al uso tradicional de las hojas de coca.

En el Estado español no se consume (y la propia venta de la planta se encuentra bajo restricción) pero sí en otros países de Europa, como el Reino Unido, donde es actualmente legal y donde su precio es relativamente bajo, a diferencia de otros lugares donde ha sido ilegalizada. Sus principios activos sí están controlados como posibles precursores de otras sustancias prohibidas incluidas en las listas internacionales y sus trasposiciones locales.

Las catinonas sintéticas: una extensa familia de compuestos

Aunque la prevalencia de consumo de toda esta familia de compuestos es con seguridad muy baja, la alarma preventivo-mediática asociada no lo es tanto, aunque, la mayoría de las veces esté claramente sobredimensionando el problema real.1 Por ello, daremos alguna información sobre algunas de las catinonas sintéticas más “conocidas” (muy poco a nivel general, en cualquier caso) comenzando por la mefedrona (4-MMC).

La mefedrona es una sustancia con efectos estimulantes-entactogénicos que se presenta en forma de polvo cristalino transparente o amarillento. Hay usuarias que describen subjetivamente sus efectos como con caracteres propios de la MDMA, de las anfetaminas y de la cocaína pero menos marcados en todos los casos, casi como si existiera un balance entre los de estas tres sustancias. En los primeros años de siglo se empezó a popularizar por dichos efectos y dado que se podía conseguir fácilmente en internet como Legal High. Tras ese primer auge en su consumo, fue prohibida en 2011 y desde entonces pasó al mercado negro.

Su posología, por vía oral se establece aproximadamente así: dosis bajas, entre 50 y 100 mg, las medias entre 100 y 180 mg, y altas, entre 180 y 300 mg. Por vía nasal, la relación sería, respectivamente, 15-25 mg, 20-75 mg y 75-125 mg. La duración de los efectos varía entre las 4 y las 8 h en el primer caso y las 3 y las 6 h cuando el consumo es esnifado.

Entre sus efectos secundarios se pueden reseñar la subida de la tensión arterial, la tensión mandibular, el aumento de la ansiedad, la sudoración y el incremento de la temperatura corporal, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, taquicardias, etc., y en la “bajada” de los efectos puede aparecer cansancio, desmotivación, debilidad durante varios días o insomnio… Evidentemente, ante síntomas como hipertermia severa, arritmias cardíacas, dolor de pecho, convulsiones, mareos, calambres, entumecimiento y amoratamiento de las extremidades, enrojecimiento de las articulaciones o dificultades para orinar, se recomienda acudir sin dudar al servicio médico de referencia o llamar urgentemente al 112.

La interacción con otras drogas sigue parámetros similares a los estimulantes de tipo anfetamínico. El uso simultáneo con otras sustancias estimulantes puede incrementar la frecuencia e intensidad de los efectos secundarios y su uso está totalmente contraindicado en combinación con sustancias que contengan IMAOs.2

Desde su fiscalización, han ido apareciendo otras sustancias que se venden como si fueran mefedrona (adulteración por sustitución) o como alternativas legales a esta, como la metafedrona (3-MMC) y la clofedrona (3-CMC) y, en particular, de la primera de ellas ha aumentado su disponibilidad, a través de páginas de venta de Legal Highs. La situación legal de ambas ha cambiado desde el 17 de febrero de 2023, por lo que la situación en adelante será imprevisible.3

Los caracteres de la 3-MMC y de la 3-CMC (que, como decimos, aparecieron por primera vez en 2012, tras la fiscalización de la mefedrona) son muy similares a los de ésta, tanto en sus dosificación (quizá algo más potente por vía oral la segunda, por lo que las dosis deben ser algo menores unos 30-60 mg, 60-100 mg y 100-180 mg, para bajas medias y altas, respectivamente) como en sus efectos deseados y secundarios. La duración de los efectos de la 3-MMC se considera de unas 4-6 horas por vía oral y de 2,5 a 4,5 h por la esnifada, mientras que en el caso de la 3-CMC parecen ser algo más breves y abruptos, con 2-6 h en el primer caso y 1-2 horas en el segundo.

La lista de catinonas sintéticas es muy extensa, y no procede hacer un recorrido detallado por todas ellas (apenas consumidas, como decimos) sino, en todo caso, remitir a la psychonautwiki, la “wikipedia de las drogas” para la búsqueda de información sobre ellas. Sin embargo, sí prestaremos algo de atención (no a la butilona o a la eutilona) sino a la dipentilona, dado que ésta ha irrumpido con fuerza en el verano de 2022 como adulterante por sustitución de la MDMA en formato de “cristal”. Las profesionales de la asociación de reducción de riesgos Ai laket! Euskadi reportaron en algunos lugares el fenómeno de un alto porcentaje (hasta casi el 75 %) de muestras de «cristal» sustituidas por esta catinona.

La MDMA (tanto en pastilla como en formato «cristal») ha sido en los últimos años una de las sustancias más «limpias» de la calle, con más del 90% de muestras sin adulterar.4 Según datos de Aragón (proporcionados por Consumo ConCiencia) y de otros lugares del Estado (Energy Control) estas partidas o esta tendencia hacia una mayor adulteración todavía no ha llegado a otros sitios, pero el mercado ilegal es muy cambiante y en cualquier momento puede alterarse.

Tras las olimpiadas de 2008 en Pekín, el endurecimiento de los controles de frontera y, por tanto, las mayores dificultades para comprar precursores químicos no se notó inmediatamente sino casi dos años después, cuando las reservas de dichos precursores se les fueron acabando a los laboratorios clandestinos europeos. En esta etapa (ya casi) post crisis del COVID, podemos estar ante el mismo fenómeno, y tal vez esa escasez y, por tanto, sustitución y adulteración, de MDMA en el mercado se empiece a producir.

El sensacionalismo mediático y los casos de la falsa “droga caníbal”

En Mayo de 2012 se hizo famosa una “noticia” sobre un hombre desnudo que fue abatido a tiros por la policía de Miami mientras “se comía” el rostro de su víctima (un vagabundo que no falleció, pero sufrió graves heridas en la cara). Proliferaron los titulares en los que se decía que el suceso había sido provocado por la ingesta de una sustancia, la MetilenDioxiPiroValerona o MDPV (otra catinona sintética) pero los resultados de la autopsia (sin eco en los medios, en este caso) revelaron que no había rastro de ella en el cuerpo del autor de semejante delito. A partir de entonces ha habido recurrentes noticias de “ataques caníbales”, a pesar de que, como han desmentido con seriedad y rigor las asociaciones de reducción de riesgos del Estado, no existe un solo caso documentado en toda la literatura científica mundial de dichos ataques atribuidos a la MDPV, a pesar de que la droga ha sido detectada desde 2004.

En otras ocasiones, los titulares señalaban a otra catinona de similar estructura, la Alfa-PVP o “flakka”, como “responsable” de estas atrocidades. Veamos, por ejemplo, esta “noticia”: “Esta droga presenta una apariencia similar a las sales de baño, puede fumarse, ser esnifada o inyectada y produce una reacción inmediata. En algunos casos, las personas que consumen esta droga sufren un estado de hipotermia que les impulsa a desnudarse y en otras sufren alucinaciones que les llevan a huir o atacar a supuestos perseguidores”.5 Ciertamente se trata de una curiosa hipotermia, la que obliga a desnudarse, por cierto…

Ambas sustancias, Alfa-PVP y MDPV son similares, feniletilaminas del grupo de las catinonas, y en ningún caso se trata de sustancias originarias de China, ni se trata de “alucinógenos”, como se ha dicho en otros artículos. También se ha repetido el mito de que son “sales de baño”. Para aclararlo, leamos la declaración que ya en su día se hizo desde Energy Control: “Las sales de baño no son sustancias psicoactivas. Ocurre que determinadas drogas, como la MDPV, la mefedrona, etc. han sido vendidas bajo esta denominación para evitar ser incluidas en los controles de sustancias utilizadas para consumo humano.” Tal como se explicaba desde esta entidad, estas supuestas “sales de baño” son en realidad una serie de sustancias que sustituyen a las drogas ilegales más comunes y son vendidas así, o como “ambientadores”, “artículos de coleccionista”, etc. para esquivar dichos controles, pero en todo caso las personas que las compran lo hacen sabiendo que son drogas para consumir y obtener determinados efectos buscados.

Por tanto, y sin detenernos en sus caracteres farmacológicos (poco procedentes aquí) lo más relevante que hay que saber sobre esta droga (a la «caníbal», nos referimos, no a la MDPV o a la Alfa-PVP) es que NO EXISTE.6 De este modo, informando correctamente y con un poco de rigor, podremos responder a las innumerables consultas que nos puede hacer gente desorientada por la falta de seriedad mediática y que siente curiosidad por un fenómeno tan llamativo como falso.

  1. Decimos “con seguridad” en base a los datos y a la experiencia de trabajo de las organizaciones de reducción de riesgos y a otros datos del INTCF, pero su consumo no está registrado de modo desglosado en las encuestas oficiales; ni en la EDADES ni en la ESTUDES. ↩︎
  2. Para más información, https://psychonautwiki.org/wiki/Mephedrone ↩︎
  3. En el (BOE-A-2023-4325) se especifica que «Uno. En la lista I del anexo 1 se incluyen las sustancias 2-(metilamino)-1-(3-metilfenil)propan-1-ona (3-metilmetcatinona, 3-MMC) y 1-(3-clorofenil)-2-(metilamino)propan-1-ona (3-clorometcatinona, 3-CMC), así como sus variantes estereoquímicas, racematos y sales, siempre que su existencia sea posible, siéndoles de aplicación las medidas de control y sanciones penales previstas para las sustancias que integran dicha lista de control.
    Dos. En la lista II del anexo 1 se incluye la sustancia eutilona, así como sus variantes estereoquímicas, racematos y sales, siempre que su existencia sea posible, siéndoles de aplicación las medidas de control y sanciones penales previstas para las sustancias que integran dicha lista de control.» ↩︎
  4. Ver, de nuevo, https://energycontrol.org/wp-content/uploads/2023/01/EC_estudio-mercados_2022_def.pdf ↩︎
  5. http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/sociedad/eeuu-estremece-caso-asesino-canibal_1134517.html. En ocasiones, al titular llamativo, sigue en el cuerpo de la noticia afirmaciones como ésta: “Aún no hay análisis toxicológicos que certifiquen qué consumió (…) La Policía Local declaró que: «Evidentemente, su conducta no era normal, desconocemos qué tipo de sustancia consumió y dónde la consumió, pero lo que está claro es que tomó algún tipo de droga»”. Para contrarrestar éste y otro tipo de informaciones sensacionalistas y contrapreventivas, desde Consumo ConCiencia propusimos un sencillo “Decálogo de buenas prácticas periodísticas respecto al tema de las drogas”, que se puede consultar aquí: http://consumoconciencia.org/2017/04/28/decalogo-de-buenas-practicas-periodisticas-respecto-al-tema-de-las-drogas/ ↩︎
  6. De nuevo, para tener información detallada sobre dosificación y efectos, consultar: https://psychonautwiki.org/wiki/MDPV/Summary y https://psychonautwiki.org/wiki/Alpha-PVP respectivamente. ↩︎

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