Es necesario dedicar un breve epígrafe a esta familia de los “nBOMes” por motivos similares a la referencia a la familia DO-x: más que el propio interés que pueda tener conocer su existencia y algunas de sus principales características, lo relevantes es que en ocasiones aparecen en secantes sustituyendo a la LSD y vendidas como tal, y ello acarrea riesgos importantes. De hecho, si el consumo intencional de DO-x es absolutamente despreciable en términos estadísticos, el de los “nBOMes” tiende a cero, y sólo algunas inveteradas psiconautas con ganas de experimentación se acercan a él. Abordaremos pues sólo sus características generales y, esencialmente, sus riesgos, y mencionaremos solamente las más “comunes”, apenas conocidas por la población en cualquier caso.

La familia de los 25x-nBOMes incluye todo compuesto con la estructura base de la imagen anterior, donde la “x” indica el lugar de cualquier sustitución, y cada una de ellas, lógicamente, altera un poco los efectos de la sustancia. En cualquier caso, como comentábamos, nos centraremos sobre todo en sus caracteres generales.[1]

            El 25I-nBOMe fue descubierto en el 2003 por Ralf Heim durante su búsqueda de un compuesto con una afinidad muy alta a los receptores 5-HT2b. A partir del 2010 apareció a la venta en secantes vendidos como “25i” o “N-Bomb”. Hoy, como decimos, casi nadie busca los “nBOMes” específicamente, pero entre las muchas sustancias que desafortunadamente se hacen pasar por la LSD (adulteración por sustitución) éstas están entre las más peligrosas. Ante este riesgo, la recomendación principal es la de utilizar alguno de los servicios de análisis de las organizaciones de reducción de riesgos (Energy Control, Ai Laket!, Consumo ConCiencia, etc.)[2]            

Efectivamente, una de las sustancias que más veces aparece en análisis de secantes, excluyendo la LSD, es el 25I-nBOMe. Tal como afirma  uno de los cofundadores de la página de

referencia Erowid, “es una consecuencia mórbidamente poética de la guerra contra las drogas el hecho de que el LSD, el primer psicodélico sintético, demonizado durante décadas y objetivo de operaciones policíacas extremadamente caras, parece ser mucho más seguro que los sucesores creados para esquivar la Prohibición”. En menos de diez años, los nBOMes han sido la causa de la muerte de varias decenas de personas, mientras que de la LSD no se conoce dosis mortal.

            La familia de los 25x-nBOMes son fenetilaminas psicodélicas muy potentes, de duración media y potencialmente muy tóxicas. A diferencia de lo que ocurre con la mayoría de las triptaminas psicodélicas (incluida la propia LSD) que tienen un margen de seguridad amplísimo cuando no, cuasi-infinito (puesto que no se conoce dosis mortal de muchas de ellas) los “nBOMes” no sólo sí la tienen sino que esta dosis está cerca de la “recreativa”; su margen de seguridad, por tanto, es relativamente estrecho. Además, al tratarse de sustancias de síntesis tan reciente y con un uso tan escaso, conocemos muy poco sobre ellas, sobre sus efectos y riesgos y, desde luego, sobre las consecuencias de su consumo a largo plazo. A esos riesgos, claro, se unen los que supone ignorar que se está consumiendo esta sustancia en lugar de la deseada; LSD, en la mayoría de los casos.

            Entre los muchos tipos, podemos reseñar el 25C-nBOMe y el 25B-nBOMe, pero nos centraremos mínimamente en el 25I-nBOMe, el primero de la familia en hacerse “popular”. Entre sus efectos principales que, en la comparación con la LSD, la mayoría de los reportes indican que se caracterizan por una menor introspección y menor claridad y profundidad mental, se refieren: estimulación, sensaciones táctiles incrementadas, aumento de la empatía, alteraciones visuales y auditivas, cambios en la percepción del tiempo, etc. Éstos tienen una duración de entre 6 y 10 horas, ligeramente más corta que la de la LSD. El rango de dosificación (algo incierto en este caso, por la escasa experiencia acumulada) se suele fijar en 02,-0,5 mg, 0,5-0,75 mg y más de 0,75 mg para las dosis bajas, medias y altas respectivamente.[3]

            Respecto a los efectos secundarios, podemos señalar la dilatación pupilar (midriasis), las náuseas, la confusión, los pensamientos repetitivos y la vasoconstricción. Insistimos en que a diferencia del LSD, los nBOMes pueden causar problemas físicos graves, y han sido reportadas varias muertes, tanto en dosis bajas como altas. Efectivamente, es complicado hablar de la toxicidad de esta familia, ya que los casos de personas que han acabado en muerte comprenden complicaciones por problemas de hipertensión, afecciones cardíacas, ataques epilépticos, etc. Hay relatos de experiencias de gente que ha tomado 1 mg y descrito efectos moderados y placenteros, y para otras personas esa misma dosis ha resultado mortal.


[1] De hecho, y como la química es inagotable, además de las 25x-NBOMe existe también, entre otras, la familia 25x-NBOH, cuya aparición es aún menos frecuente.

[2] Si no se tiene esta posibilidad, se puede utilizar un test colorimétrico, el reactivo de Ehrlich, el más adecuado para determinar si un secante contiene o no LSD (ver la página de bunkpolice.com para acceder a las instrucciones de uso).

[3]  Las dosificaciones de las otras dos mencionadas, 25B-NBOMe y 25C-NBOMe, parecen diferir muy poco (son un ápice más potentes, tal vez) y se encuentran aproximadamente en los mismos rangos.

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