UN MÍNIMO DE HISTORIA

La mescalina (trimetoxifenetilamina) es una sustancia psicoactiva que se encuentra en varios tipos de cactus, en el Peyote (Lophophora williamsii) y en el San Pedro (Trichocereus (o Echinopsis) pachanoi, y también, aunque es menos conocido, en el Echinopsis peruviana. La mescalina ha sido usada, al menos, desde hace 5.700 años por nativos del continente americano. Esto la convierte en uno de los alcaloides usados por el ser humano desde tiempos más remotos. Estos cactus han sido utilizados tradicionalmente por diferentes pueblos indígenas, siendo muy importante en la ritualidad, espiritualidad y cosmogonía de éstos. Desde el 14 de noviembre de 2022, esta tradición de uso del cactus de San Pedro es Patrimonio Cultural de la Nación en Perú. En la actualidad además de su uso ancestral, es consumida en otras culturas, ya sea en forma de preparaciones crudas con alguno de los cactus o purificada mediante extracción o síntesis.

En 1897 el farmacólogo alemán Arthur Heffter aisló por primera vez el principio activo del peyote, la mescalina, que recibió ese nombre porque las cabezas de dicho cactus también se conocen como “botones de mescal”. En 1919, el químico austríaco Ernst Späth sintetizó la molécula, en la que se considera la primera vez que se conseguía sintetizar un alcaloide psicodélico en un laboratorio.

Las experiencias con mescalina inspiraron escritos de muchos intelectuales “occidentales”. Son, por ejemplo, muy interesantes los relatos del genial Walter Benjamin, plasmados en su libro Hachisch. Más tarde, en 1948, Antonin Artaud publicó Viaje al país de los tarahumaras. La mescalina fue el vehículo del más famoso viaje de Aldous Huxley, que dio lugar al archiconocido ensayo Las Puertas de la Percepción y cuyo título (inspirado en realidad en un poema de William Blake) dio origen, por ejemplo, al nombre del grupo The Doors. En 1955 el político inglés Christopher Mayhew participó en un experimento para el programa Panorama de la BBC, en el que ingirió 400 mg de mescalina bajo la supervisión de Humphry Osmond, el mismo psiquiatra que había acompañado y registrado la experiencia de Huxley y que, por cierto, más tarde acuñaría el término psicodélicos para designar a los efectos de este tipo de sustancias. A este evento se le conoce como El Experimento de la Mescalina de 1955. Aunque la grabación se consideró demasiado polémica y en última instancia se omitió de la serie, Mayhew elogió la experiencia, y la calificó como “lo más interesante que he hecho en mi vida”. Posteriormente, este principio activo fue incluido en la Lista I del Convenio de Viena de 1971, reservada a las sustancias de las que se afirma que comportan un riesgo grave para la salud pública y cuyo valor terapéutico no es reconocido por la Comisión de Estupefacientes.

Como comentábamos en el epígrafe dedicado a la MDMA , en la década de los 80 circularon pastillas conocidas como “meskas”, que incluso inspiraron canciones como “Mescalina, mi amor” del grupo Los Rebeldes. Los análisis de laboratorio demostraron que lo vendido como mescalina contenía en realidad MDA (MetilenDioxiAnfetamina) y que solía además estar mezclada con cafeína. En algunos festivales recientes han aparecido comprimidos con mescalina vendidos como MDMA, una adulteración por sustitución sin duda involuntaria (porque la mescalina es más cara que la MDMA, obviamente) que han podido ser detectados a tiempo por los servicios de reducción de riesgos.[1]

Hoy se han puesto de moda en nuestro entorno ciertas prácticas, entre lo terapéutico y lo “neochamánico” (en la mayoría de las ocasiones con la ayahuasca como vehículo, pero también con la mescalina) que no siempre cuentan con el conocimiento, el desinterés (en términos monetarios, nos referimos) y, por tanto, con las condiciones idóneas para prácticas por las que hay que tener mucho respeto. Ante supuestas “formulas mágicas para curar todos los males” y provocar cambios vitales drásticos en un solo fin de semana, conviene tener prudencia, conocimiento y, en todo caso, acudir a la experiencia y recomendaciones de entidades muy solventes, como es el caso de ICEERS (acrónimo en inglés del International Center for Ethnobotanical Education, Research, and Service).

COMPOSICIÓN Y PRESENTACIÓN

La mescalina, a diferencia de otros muchos psicodélicos de origen natural y uso tradicional,  pertenece a la familia de las fenetilaminas. La mescalina se presenta en forma de preparaciones crudas con alguno de los cactus mencionados o purificada mediante extracción o síntesis, en cuyo caso se encuentra en forma de sal, generalmente clorhidrato de mescalina o sulfato de mescalina.

PROPIEDADES

La mescalina tiene efectos psicodélicos o visionarios, también denominados enteógenicos (nombre que proviene etimológicamente de usos rituales-religiosos) es agonista de los receptores 5-HT2A de la serotonina. Está considerada como una de las más “amables” sustancias psicodélicas (quizá junto a los hongos psilocibios) y, en comparación con triptaminas como la LSD, la psilocibina o la DMT, parece potenciar más las sensaciones táctiles.

Siempre en función de la persona y del decisivo contexto, se pueden producir relajación, risa y algo de euforia a dosis bajas o en las fases iniciales del viaje. Después es frecuente el paso a un estado de calma y tranquilidad, acompañada de una marcada sensación de lucidez y claridad mental, y se dan las más marcadas modificaciones de la percepción: se siente que el tiempo se ralentiza, se acelera o desaparece, los colores brillan de forma distinta, los objetos se deforman, se puede dar el fenómeno de la sinestesia (“intercambio” de sentidos: escuchar colores, ver sonidos o música, etc.), visiones con los ojos cerrados y aumento de la intensidad de las emociones. En general se produce un profundo cambio de consciencia. Con altas dosis se puede llegar a alcanzar una capacidad de exploración interior fuera de lo común y estados de comprensión de la realidad donde la persona se siente fusionada con el mundo que le rodea.

Si se accede al conocimiento de nuestros “cuartos oscuros” pero éste es rechazado y se pretende volver a cerrar “las puertas de la percepción” en medio del viaje, se pueden producir episodios de angustia vividos de forma muy desagradable e incluso traumática (“mal viaje”), mientras que si algo de lo que se descubre es duro pero se acepta y se trabaja puede resultar terapéutico a la larga. También se puede producir un “mal viaje” (en otro sentido) por las malas condiciones de la ingesta (ver set y setting).

POSOLOGÍA Y VÍAS DE ADMINISTRACIÓN:

La mescalina se consume por vía oral. Se recomienda tener el estómago vacío para evitar las náuseas y optimizar su digestión, sobre todo si se consumen los propios cactus, en cuyo caso, además, debido a la dificultad de medir la concentración de principio activo en cada ejemplar, es difícil calibrar una dosis. Se considera que entre 50 y 200 mg de sustancia pura supone una dosis baja, entre 200 y 400 mg una media y entre 400 y 800 mg una dosis fuerte. Una vez ingerida tarda en subir aproximadamente entre 45 y 90 minutos, y la duración total de la experiencia oscila entre 10 y las 14 horas.

PRECAUCIONES

Como otros psicodélicos naturales, la mescalina es una sustancia segura desde el punto de vista orgánico, y los riesgos existen fundamentalmente en el plano psicológico-emocional. Por ello, es fundamental que las condiciones conocidas como set y setting sean las adecuadas para el buen  desarrollo de la experiencia y para evitar los “malos viajes” improductivos (no en el otro sentido) y los accidentes.

Set (las características personales y el estado de ánimo): es muy importante que la persona tenga cierto grado de madurez, no esté pasando por un mal momento personal y que se comience la experiencia con una actitud positiva y decidida a hacerlo sin ninguna presión externa.

Setting (el ambiente o contexto): debe de ser agradable, amigable y seguro.

La buena concurrencia de estos dos elementos permitirá que la usuaria se pueda dejar llevar por el viaje y aumentar las posibilidades de tener una experiencia útil y placentera y lo más segura posible. Insistimos en que las dosis medias suelen ser las más complicadas en su manejo.

Sus usos tradicionales están restringidos a un contexto ceremonial debido a la naturaleza y profundidad de sus efectos, por eso es importante consumirla con respeto y prepararse adecuadamente para una experiencia intensa, disponer de un entorno agradable, un momento propicio y un lugar tranquilo. Además, es imprescindible contar con una compañía adecuada, para que la experiencia puede resultar enriquecedora y no dañina, y por supuesto no debe mezclarse con otras sustancias. No se trata en ningún caso de una sustancia para irse de fiesta, consumir en la calle o en un espacio de socialización.

EFECTOS SECUNDARIOS

Los principales efectos secundarios son las náuseas, el nerviosismo, la ansiedad, sensaciones anormales de frío o calor, confusión y desorientación espacio-temporal y, en general, los habituales que pueden provocar los fármacos psicodélicos. En el caso de consumir los propios productos vegetales, son más frecuentes las náuseas y pueden darse vómitos.

INTERACCIONES

En general se recomienda no mezclar la mescalina con otras sustancias. Las mezclas con alcohol dañan el estómago y enturbian la experiencia y puede generar más náuseas y vómitos. Mezclada con estimulantes (cocaína, “speed”, etc.) disminuyen los efectos psicodélicos y aumentan las posibilidades de “mal viaje” improductivo. Además, esta mezcla es potencialmente más dañina que en el caso de psicodélicos de origen triptamínico.

Para algunas personas, consumir algo de cannabis durante la experiencia con mescalina es considerado positivo, pero para ello es necesario tener mucha experiencia con ambas sustancias y en viajes psicodélicos en general. Además de que hay que tener bien claro qué tipo de cepa de cannabis se está manejando y qué propiedades tiene.

CONTRAINDICACIONES

El consumo está contraindicado en niños/as, mujeres embarazadas y mujeres en periodo de lactancia. Si se padece algún tipo de trastorno psicológico o se está pasando por un mal momento personal, ya que aumenta la posibilidad de un mal viaje improductivo. Si se ha de conducir o manejar maquinaria peligrosa.

INTOXICACIÓN

La intoxicación por mescalina no suele tener consecuencias a nivel fisiológico (no se conocen casos de muerte de personas causadas directamente por el consumo de mescalina) sino psicológico. Si se mezcla con otras sustancias, se consume una dosis demasiado alta, se está pasando un mal momento personal o tiene una predisposición genética, aumentan los riesgos de que se produzcan episodios de pánico, agitación, desconfianza en las personas del entorno, temblores e hipertensión arterial.

Ante un “mal viaje” provocado por las malas condiciones de set y setting hay que tratar de conservar la calma (en primer lugar, la nuestra…) y tranquilizar a la persona que lo sufre, acompañarla sin agobiarle, buscar un sitio tranquilo sin exceso de estímulos sensoriales, pausar la respiración y concentrarse en su ritmo, concienciar o concienciarse de que se está bajo los efectos de la mescalina y de que éstos remitirán en pocas horas, dejándose llevar por la experiencia y sin luchar contra los efectos.

ASPECTOS LEGALES

La mescalina como principio activo está fiscalizada e incluida en la Lista I del Convenio de Viena, y su prohibición está vigente, por la trasposición de dicho Convenio, a la legislación española. Por tanto, su posesión o consumo en lugares públicos está sancionado (desde la puesta en vigor de la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de protección de la seguridad ciudadana, conocida popularmente como “Ley Mordaza”) con una multa mínima de 601 euros. El tráfico, por considerarse legalmente entre las drogas que pueden causar «grave daño a la salud», es considerado un delito penal y acarrea entre 3 y 6 años de cárcel y una multa de hasta tres veces el valor de la droga.[2]

A pesar de que la mescalina es una sustancia fiscalizada por el Convenio de 1971, ni el peyote ni el San Pedro se encuentran controlados por este tratado, y por tanto no está sometidos a fiscalización internacional por la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes). Las  tres únicas plantas prohibidas como tales por la Convención Única de 1961, son el arbusto de la coca (erythroxylum coca), la papaver somniferum de la que se extrae el opio y la cannabis sativa.


[1] Es el caso de lo ocurrido en la edición de 2022 del Festival Own Spirit, en el que dos comprimidos de mescalina en esta situación fueron detectados y analizados por el dispositivo conjunto del Programa de Reducción de Riesgos Consumo ConCiencia y el grupo de investigación Solindrugs, de la Universidad de Valencia.

[2] Esta es la legislación actual, en el momento de escribir este documento (abril de 2023) Sin embargo, la citada Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de protección de la seguridad ciudadana está en trámite de modificación y parece que las multas por tenencia simple pasarán a ser consideradas leves (con una cuantía de entre 100 y 600 euros) y el consumo en la vía pública seguiría castigándose con 601 euros de multa mínima.

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